La factura media de un consumidor doméstico ascendió a 66,36 euros en mayo, frente a los 65,75 euros del mes anterior. De este importe, 14,88 euros corresponden al término fijo, 37,29 euros al consumo, 2,67 euros al impuesto de electricidad y 11,52 euros al IVA, según datos del simulador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
El recibo de la luz corresponde a un consumidor medio similar al utilizado por el Ministerio de Industria en sus cálculos, con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (kW) y una demanda anual de 3.900 kilovatios hora (kWh), propia de una familia con dos hijos.
Desde mayo del año pasado el recibo de la luz había entrado en una espiral alcista, después de un arranque de 2016 con importantes caídas en los meses de enero (10,6%), febrero (6,5%), marzo (0,4%) y abril (3,1%).
Esta espiral alcista tuvo su punto álgido en enero, cuando la subida de la demanda por la ola de frío de la segunda quincena del mes, unido a otros factores como la exportación a Francia por la indisponibilidad nuclear o la reducción en la energía hidráulica, llevó a marcar, uno tras otro, los registros más elevados en el mercado mayorista de electricidad desde diciembre de 2013.
¿sube más la luz desde la instalación de los Contadores Inteligentes?
Hay contadores digitales que pueden dar lecturas falsas de hasta un 582% que el consumo real de energía. Esta es la conclusión de un estudio realizado por la Universidad de Twente (Amsterdam), en colaboración con la Universidad de Ciencias Aplicadas (AUAS) y la Universidad de Tecnología de Hamburgo, Alemania. Además, la Legislación Comunitaria establece que los Estados Miembros de la UE (España es uno de ellos) tienen la obligación de garantizar unos dispositivos que reunan determinadas características. Así lo establece el artículo 9 de la Directiva Europea de Eficiencia Energética, indicando lo siguiente:
Siempre que sea técnicamente posible, financieramente razonable y proporcionado en relación con el ahorro potencial de energía, los Estados miembros velarán por que los clientes finales de electricidad reciban contadores individuales a un precio competitivo, que reflejen exactamente el consumo real de energía del cliente final y que proporcionen información sobre el tiempo real de uso.
Ninguno de los dispositivos instalados en España cumple con estas normas.
